Aquella tarde de noviembre fue cuando el fin se volvió el comienzo, nunca pensé que esta historia terminaría de esa manera, tan de repente, tan inesperada, tan fría y llena de dolor.
Desde ese día comenzó mi tormento, esos primeros días siempre cuesta un poco más el sentirse desgraciado por la ausencia de ese amor, tienes un gran dolor, desconcierto, piensas que tu vida se ha acabado, que no queda por que luchar.
Hace ya un mes de tu ausencia y en todo este tiempo no he dejado de pensarte un solo día, es grato recordarte en cada uno de mis sueños y pareciera todo tan real, que hasta podría jurar que siento el calor de tu piel al tocarte por las noches. Hoy recuerdo a la perfección cada detalle de nuestra historia, desde cómo empezó aquel día en el que entraste al trabajo y te vi con tu sonrisa perfecta, tus ojos tan pequeños con ese café oscuro brillante que radiaba al mirarme y tú pelo, tan largo y rebelde, que moría por tocarlo. Recuerdo como el 17 se volvió mi número de la suerte o aquella vez, la primera que salimos juntos en la cual la radio sonaba con canciones de Gun’s and Roses y te hice reír con esa canción de Calle 13. Como olvidar el primer beso en ese pasillo, las noches en la que esperaba que salieras del trabajo y te recibía con ese yogurt de licuado que tanto te gusta, nuestra primera foto, la cual me dolió tanto tener que borrar, tantas y tantas películas juntos, que ahora se me hace imposible siquiera pasar por ese cine, cada fin de semana te ponías hermosa para mí y juro por Dios que en cada día que pasaba junto a ti me gustabas más, visitamos cada restaurante de la ciudad, incluso como extraño esas tardes en la que no hacíamos nada, disfrutaba tanto el mirarte y saber que tus caricias eran solo mías, extraño el sabor de tu piel, tus besos que eran el mismo cielo y el escuchar de tu boca un te amo.
La miseria de mi vida aún no termina, mi pecho aun palpita fuerte al pensar en ti. He perdido ante ti mujer, mírame ahora derrotado y sin ganas de vivir, tú en cambio tienes mil motivos para levantarte y encarar lo que venga, obtuviste lo que deseabas, eres libre y feliz. Yo me encuentro mal herido, mas no muerto, aunque quisiera estarlo, estoy vivo.
Me viste humillado, te suplique, te llore, mi orgullo y mi autoestima están por debajo de tus pies; aun así no te importo y tu tono dulce y amoroso lo cambiaste por palabras de desprecio y odio, te envenenaron la cabeza personas que no merecían tu confianza, me dejaste sin darme explicaciones, te fuiste así no más y me dejaste a mi suerte.
Sin embargo amada mía, aquel día en el que me dejaste, dijiste algo: “algún día me lo agradecerás”
en ese momento no sabía que podría significar, pero hoy me he dado cuenta, siempre te dije que mi felicidad era el que tu fueses feliz, y si no eras feliz a mi lado, quien soy yo para mantenerte junto a mí, así que hoy te doy las gracias porque ya no estés aquí. Me equivoque mucho a lo largo de esta relación, te pido perdón por cada una de ellas, de corazón.
Pensé que te había perdido, pero hoy sé que te he ganado para toda la eternidad.
Así como los primeros días de noviazgo, esa magia del enamoramiento; el adiós de esa persona, esa soledad acompañada de tantos recuerdos, debe disfrutarse de la misma manera y solo así lograras tener una esperanza de vivir, no serás feliz, no saldrás del abismo pronto, no va a disminuir el dolor, pero lograras vivir, y eso mi amigo es un comienzo.
Autor: Emmanuel Ramos
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